ALANO ESPAÑOL
Respecto a los orígenes de esta raza se considera que desciende del antiguo perro llamado Alaunt que utilizaban los alanos tanto para la guerra como para el manejo de ganado vacuno, desde la época del imperio Sármata en Asia central, en el siglo I de nuestra era.
La existencia de perros alanos en España data de hace varios siglos, aunque no esta muy clara a fecha en si. Se cree que llego a la península ibérica acompañando al pueblo alano, poco después de la caída del Imperio Romano. Mas tarde, sus inmejorables cualidades psicofisicas (robustez, valentía y lealtad) hacen al alano jugar un papel protagonico en el ejercito español, especialmente durante la conquista del continente americano En 1350 publica el rey Alfonso XI su libro de la montería, y en el siglo XV se publica el tratado de la montería, anónimo, en los cuales se realiza una profunda descripción samatica del perro.
En la conquista del Nuevo Mundo como era un animal desconocido por los indígenas, al igual que el caballo, las armaduras y las armas mas avanzadas, contribuyeron de gran forma al triunfo, causando terror entre los nativos, como lo muestran las impresiones de la época:
El fraile Bernardino de Sahagun refiere testimonios de indígenas atacados por perros enormes, con orejas cortadas, ojos de fiera de color amarillo inyectados de sangre, enormes bocas, lenguas colgantes y dientes en forma de cuchillos, salvajes como el demonio y manchados como los jaguares. Esta descripción tiene un tono de admiración y temor al mismo tiempo, ya que no hay que olvidar que en la época precolombina (antes de la llegada de los conquistadores) los nativos poseían perros de pequeña talla y cuerpo menudo (xoloitzcuintle). De tal suerte, los indígenas denominaron a los canes españoles como una diabólica invención
Cuando se hablaba de un perro alano, se sabia que se trataba de un presa corredor que para justificar su nombre debía reunir determinadas características como: cabeza fuerte, de proporciones longuilineas, grupa alta y huesos fuertes como el acero. También su carácter quedaba claramente definido por su función como perro de agarre (instinto de presa). De lo que no cabe duda es de que estos perros eran muy populares y elegidos por sus características, como no lo muestran los alanos de Velazquez en su obra que se encuentra en la National Galery de Londres, los Goya en su Captura de un toro o los de un grabado del romántico francés Blanchard y son nombrados por Cervantes y Lope de Vega.
A finales del siglo XIX o principios del XX, comienza el declive del alano, motivado por múltiples factores: su exclusión de los ejércitos, cambios en la tradición de la montería, la actividad ganadera y la costumbre. Esto produjo la sustitución progresiva de los alanos por otras razas importadas, en la mayor de las veces de una manera injustificada. Años después, se llega incluso a especular sobre la posible desaparición de la raza, puesto que su ultima aparición publica se produce en la Ciudad de Madrid, en el año de 1963 (exposición en el parque del Retiro).
Hoy en día, y gracias a la excelente labor de recuperación de algunos profesionales, el alano prácticamente, se mantiene inalterado, se trata de un perro de presa medio, fuerte, ágil y muy serio. Es muy resistente a las enfermedades, suele mostrarse receloso y desconfiado con los extraños y sumiso con su dueño.
El alano es un perro lento en su desarrollo, alcanzando su madurez, física y psíquica, sobre los dos años de edad. A partir de ese momento nos encontraremos ante un animal poderoso, decidido y muy noble.
Su color puede ser leonado, atigrado o negro. No es tan común pero en algunos casos pueden aparecer con manchas blancas en las patas, el pecho o el cuello.
Su altura a la cruz: Machos de 60 a 65 cm
Hembras de 56 a 61 cm
Longevidad: Puede ser de 11 a 14 años
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